miércoles, 29 de julio de 2009

Camino con los cordones desabrochados.




Y me meto debajo de la cama junto al monstruo que por las noches cuando somos pequeños nos asustaba y nos hacia tener nuestras mejores pesadillas, esas pesadillas que te costaba olvidar, esas pesadillas que al día siguiente deseabas contársela a todo el mundo que se te cruzara.

Y ahí estoy, escondiéndome como cuando era pequeña, teniendo miedo a salir y encontrarme con cosas que no me gustan, con cosas que no me apetece ver, cosas que me hacen daño, que hacen que me arranque por dentro y me consuma como un cigarrillo.

Pero creo que estar debajo de nuestras camas nos da seguridad, nos hace sentir como antes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario